El día de ayer (¿o fue hoy?) me encontraba dandole vueltas al Facebook hasta que me encontré con la imagen de arriba. La leí de un tirón, la pensé unos cuantos segundos y le dí "compartir". No le puse ningún comentario porque no me pareció relevante -a diferencia de otros posts a los que suelo calificar como lecturas recomendables o incluso imprescindibles-.
Unas horas después, apareció un post en el Útero haciendo lo que era esperable: destrozar lo escrito por Vanesa Vallejo. Y si bien suelo estar de acuerdo con varias cosas que publican allá, esta vez me dejó con la sensación que se habían esmerado en matar moscas con escopeta. Y, bueno, me dieron ganas de escribir al respecto, sólo para ver qué sale.
En principio, es completamente cierto que vivimos en una sociedad donde ser feo(a) y/o gordo(a) te pone las cosas más difíciles. Te es más dificil generar una buena impresión, ya sea en la calle, en el aula, o en una entrevista de trabajo. Te complica conseguir compañía, ya sea sentimental o meramente sexual. Te invisibiliza... salvo que tengas muy mala suerte y termines siendo igual a un lunar carnoso en medio cachete en la cara de un seboso señor de los cielos.
(Nótese que estoy hablando exclusivamente del tema físico. Es evidente que hay cosas mucho más importantes al momento de conocer a una persona, pero ese tema no va con el post)
Es también cierto que los cánones de belleza occidental -que es nuestro caso- pone más presión sobre las mujeres que sobre los hombres. Y considerando el machismo aberrante que todavía se niega a dejar nuestra sociedad, muchas personas (que no solamente varones) todavía consideran a la mujer poco más que un puñado de lady bits con exceso de ansias de figurar en comparación con lo poco que en realidad aportan -fuera de la crianza de los hijos-.
Está muy bien eso de que buscar andar con superficialidades para enriquecernos la vida. Basta de estar pensando que las mujeres únicamente se preocupan de verse bien y encontrar pareja, que ejemplos similares abundan también en varones, gays, transexuales y demás miembros del colectivo LGTBASDFG (a ver si le cambiamos el nombre por algo más global y simple de memorizar). Pero es una cosa ilusa y francamente bruta pretender vivir sin algún referente de belleza física. Para todo en esta vida hay referentes, tanto buenos como malos: desde empresarios y gurús tecnológicos hasta toreros y compositores de narcocorridos. Y si, escogí justo esos ejemplos porque ejemplifican a la perfección la universalidad de opiniones que se pueden tener sobre un referente.
¿Que por qué no vemos colectivos de hombres "feos y gordos" usando el argumento de la presión social? Bueno, porque todavía no es el tiempo. Pero que va a llegar algo similar, va a llegar: no me digan que hace trescientos años habían colectivos LGTB, o hace tres mil años frentes anti-esclavitud. Tal vez no sea algo al estilo de los Male Men de Parks and Rec s07e09 (¿qué están esperando para verla, otarios?), pero no tardarán en unirse a quien sea que ya haga algo similar.
De aparecer algo similar que sea realmente universal, ocurrirá lo previsible: no será algo muy importante, como no lo es actualmente ni lo será cualquier colectivo que pretenda comunicar un canon distinto de belleza al que estamos acostumbrados -y que no esté realmente preocupado temas cruciales como el racismo en la basura conocida como publicidad aspiracional que en nuestro Perú conocemos demasiado bien-. Pero en realidad, no están demás. Podremos encontrar cosillas interesantes, y de la nada se me viene a la cabeza WeLoversize como un buen ejemplo del tema. No cambiarán el mundo, pero tampoco sobran (como si podrían hacerlo para mi unos más que algunos kilillos demás, tema en el cual definitivamente difiero).
Y bueno, llegamos al tema de la gordura. Para no hacerla tan larga, vamos a hacer una lista de pros y contras de la gordura que será amenizada por una canción apropiada.
En contra:
-La gordura es sinceramente insalubre. Claro que no un ligero sobrepeso, sino desde obesidad en adelante. Es un problema demencial en lugares como México y Estados Unidos. Acá me parece que las cifras de obesidad infantil ya están a punto de superar a las de desnutrición infantil, o ya lo hicieron. Como para seguir indignados por la desigualdad económica, no terminamos de sacar a un grupo del primer problema y ya se está generando el problema opuesto.
-Ya estamos habituados a un canon de belleza que se va haciendo más amplio conforme uno crece (y si no, díganmelo a mi que de niño solo me gustaban rubias de ojos claros, y a dia de hoy las dos peruanas que me hacen salivar de la forma más demencial son Johana Cubillas y Rocío Miranda)
-El sobrepeso suele indicar descuido en el cuidado personal. Y en una sociedad tan inútilmente enfocada en guardar las apariencias a todo nivel, tener carga extra da pie a que los demás te juzguen igual que como lo harían las autoridades sodálites de la Universidad Católica San Pablo, preocupándose inútilmente en distribuir en vez de limpiar su organización, que al parecer hasta nos puso a un sacerdote acusado de pedofilia como capellán (esto no lo he podido confirmar, pero si sus dos cabezas son unos degenerados y comprobados criminales, francamente no me extrañaría).
A favor:
-Se puede comer rico y sin culpa, total, no hay nada que cuidar.
-Para quien odie el deporte, uno no está obligado a hacerlo si no es delgado(a) de forma natural.
-El sedentarismo no se ve como una forma de vida tan contraproducente.
Lamentablemente, en esta vida no se puede tener todo. Y si no tienes una complexión naturalmente delgada ni la voluntad para cambiar tus hábitos, te verás ocupando más espacio del óptimo. La presión externa puede ser muy fuerte y uno puede terminar arrastrado a riesgosas intervenciones quirúrgicas estéticas o gástroenterológicas. O peor aún, con desórdenes alimenticios.
Ahora, como decían en el artículo que cité al inicio, es cierto que la mayoría de casos de transtornos alimenticios son de mujeres. Pero, sinceramente, ¿alguien espera encontrarse con princesos ana-mía? En una sociedad tan machista como la nuestra, ¿tendría sentido que un hombre con problemas alimenticios -que de por sí son complicados por la poca tendencia a buscar ayuda por parte de quien los padece- busque auxilio? Creo que la respuesta es bastante sencilla.
Además que estamos comparando papas con garbanzos. La versión masculina de una princesa ana/mía no es un princeso. La versión masculina es un vigoréxico. Según este link, el porcentaje de afectados por la vigorexia también es de 9 a 1. Solo que esta vez, de varones a mujeres.
Si bien uno con el paso de los años puede aprender a quererse como es -y no es necesariamente la regla-, para llegar a ese punto uno tiene que pasar por aquella etapa infernal llena de prejuicios e inseguridad y carente de empatía que es la edad escolar. Si eres niño y lamentablemente eres distinto (gordo, torpe, cholo en colegio de blanquiñosos, nerd, etc), eres candidato ideal a la inmisericorde joda y sacadera de mierda en el recreo, a.k.a. a ser víctima de bullying. Si eres mujer y distinta a tus compañeras o "amigas", la misma vaina -con menor componente físico, pero mayor cantidad de violencia psicológica-. Eso deja huella, y no se borra fácil. Todos lo sabemos, en distinta medida.
Atacar eso nos va a costar muchísimo. Porque una cosa es combatir la homofobia y el racismo, que son sin duda lacras debido a que ni la raza ni la orientación sexual tienen alguna justificación lógica para ser armas de discriminación. Eso también aplica a la fealdad fisica, que por más que no deje de llamar la atención y de ser una causa inherente de selectividad aunque te esfuerces en negarlo, no tiene realmente una connotación negativa. El sobrepeso, en cambio, tiene justificación suficiente para ser evitado como a la peste, de la misma forma que poco a poco se empieza a despreciar a los fumadores (iba a mencionar a los no-animalistas, pero acá realmente no hay justificación).
El estilo de vida de una persona con obesidad mórbida puede generar repulsión auténtica en quien ve aquello como una aberración. Y aunque sea injusto en ciertas ocasiones (condiciones físicas atenuantes -que son una minoría, recordemos esto- o causas más graves como una dictadura alimenticia que impide que las poblaciones más pobres se alimenten bien, a diferencia de lo que ocurría hace años donde el obeso era quien podía pagarse dicho estilo de vida), va a terminar por ser una causa de discriminación importante. Podremos eliminar el racismo, y tal vez después lo logremos con la homofobia. Pero lo que siga será mucho más complicado y tendrá hasta tintes elitistas (las personas saludables serán las que puedan permitirse un estilo de vida tal) y volveremos a un clasismo medible en la balanza.
Y que no queden dudas que en algo se está avanzando en cuanto a discriminación se trata. Nuestra sociedad es difícil, pero eventualmente evoluciona. Tomemos un ejemplo poco halagüeño como es el maltratado balompié nacional: a pesar de todos los traspiés, idas y venidas lidiando con la violencia de las barras bravas, y el coso ese llamado Ley del Deporte que más jode que lo que ayuda, algo se ha avanzado. Está costando mucho lograr que se imite el llamado del mono cada vez que un jugador negro del rival toque el balón, en especial en un lugar como Arequipa donde son poco comunes (aunque ciertos plumíferos y cagones sigan cantando "indio de mierda" con total impunidad y sin una pizca de autocrítica en un país abrumadoramente mestizo y con buena parte de los miembros compartiendo ciudad de origen/residencia con el rival). Todavía no se ha empezado a combatir los insultos homofóbicos, mientras yo me pregunto hasta cuándo se podrá escribir "gayina" con impunidad o gritar "maricón de mierda", a pesar que se tenga en claro que no se habla de homosexualidad sino mas bien de pusilanimidad. Y en estos tiempos donde parece que la xenofobia se nos viene con fuerza a nivel mundial de la mano del Brexit, de Donald Trump, de Le Pen y demás fascistas europeos, donde tuvimos una Eurocopa con hooligans -algo que en nuestra Copa América no recuerdo haber visto-, se pondrá más complicada la cosa. Pero creo que en general podemos confiar que la raza humana irá poco a poco agotando las formas de discriminación. Además, tampoco es que se pueda joder por obesidad en un estadio. Es posible, pero no muy lógico.
En fin, creo que después del sancochado que intenté plasmar acá, no se me ocurre una forma satisfactoria de culminar, mucho menos un punchline para cerrar el artículo. Y como durante el artículo intenté que ustedes sacaran sus propias conclusiones en los ejemplos gráficos, dejaré que ustedes saquen sus conclusiones a ver si sale algo bueno... o malo... o lo que sea que salga. Y si llegaste hasta acá, gracias por tu paciencia.
Unas horas después, apareció un post en el Útero haciendo lo que era esperable: destrozar lo escrito por Vanesa Vallejo. Y si bien suelo estar de acuerdo con varias cosas que publican allá, esta vez me dejó con la sensación que se habían esmerado en matar moscas con escopeta. Y, bueno, me dieron ganas de escribir al respecto, sólo para ver qué sale.
En principio, es completamente cierto que vivimos en una sociedad donde ser feo(a) y/o gordo(a) te pone las cosas más difíciles. Te es más dificil generar una buena impresión, ya sea en la calle, en el aula, o en una entrevista de trabajo. Te complica conseguir compañía, ya sea sentimental o meramente sexual. Te invisibiliza... salvo que tengas muy mala suerte y termines siendo igual a un lunar carnoso en medio cachete en la cara de un seboso señor de los cielos.
Fernando Zevallos. Si, es la mejor foto que había. Creo que es un ejemplo equilibrado de fealdad y gordura con el que absolutamente nadie se sentirá ofendido. Aunque esto es Internet y nunca se sabe.
(Nótese que estoy hablando exclusivamente del tema físico. Es evidente que hay cosas mucho más importantes al momento de conocer a una persona, pero ese tema no va con el post)
Es también cierto que los cánones de belleza occidental -que es nuestro caso- pone más presión sobre las mujeres que sobre los hombres. Y considerando el machismo aberrante que todavía se niega a dejar nuestra sociedad, muchas personas (que no solamente varones) todavía consideran a la mujer poco más que un puñado de lady bits con exceso de ansias de figurar en comparación con lo poco que en realidad aportan -fuera de la crianza de los hijos-.
Y como andamos en poner ejemplos apropiados, no se me ocurrió nadie mejor que nuestra querida gobernadora. Y no, no hay sarcasmo: en esta escalera somos (?) hinchas de Yamila (y hasta cierto punto, también de su gestión, aunque seguimos esperando que de una buena vez haga un infierno de nuestras vidas para tener una mejor Variante de Uchumayo). Si no entienden de qué hablo, busquen un poco y tendrán información objetiva, habladurías y una corona de Miss Camaná o algo así. Lo suficiente como para demostrar su versatilidad, además de lo que ustedes deseen que se demuestre.
Está muy bien eso de que buscar andar con superficialidades para enriquecernos la vida. Basta de estar pensando que las mujeres únicamente se preocupan de verse bien y encontrar pareja, que ejemplos similares abundan también en varones, gays, transexuales y demás miembros del colectivo LGTBASDFG (a ver si le cambiamos el nombre por algo más global y simple de memorizar). Pero es una cosa ilusa y francamente bruta pretender vivir sin algún referente de belleza física. Para todo en esta vida hay referentes, tanto buenos como malos: desde empresarios y gurús tecnológicos hasta toreros y compositores de narcocorridos. Y si, escogí justo esos ejemplos porque ejemplifican a la perfección la universalidad de opiniones que se pueden tener sobre un referente.
¿Que por qué no vemos colectivos de hombres "feos y gordos" usando el argumento de la presión social? Bueno, porque todavía no es el tiempo. Pero que va a llegar algo similar, va a llegar: no me digan que hace trescientos años habían colectivos LGTB, o hace tres mil años frentes anti-esclavitud. Tal vez no sea algo al estilo de los Male Men de Parks and Rec s07e09 (¿qué están esperando para verla, otarios?), pero no tardarán en unirse a quien sea que ya haga algo similar.
Si no te vas a molestar en ver toda la serie y quieres seguir en el tema del post, busca este episodio. Pero realmente recomiendo que se vean la serie entera, aunque puedes omitir la primera temporada si te llega a aburrir.
De aparecer algo similar que sea realmente universal, ocurrirá lo previsible: no será algo muy importante, como no lo es actualmente ni lo será cualquier colectivo que pretenda comunicar un canon distinto de belleza al que estamos acostumbrados -y que no esté realmente preocupado temas cruciales como el racismo en la basura conocida como publicidad aspiracional que en nuestro Perú conocemos demasiado bien-. Pero en realidad, no están demás. Podremos encontrar cosillas interesantes, y de la nada se me viene a la cabeza WeLoversize como un buen ejemplo del tema. No cambiarán el mundo, pero tampoco sobran (como si podrían hacerlo para mi unos más que algunos kilillos demás, tema en el cual definitivamente difiero).
Y bueno, llegamos al tema de la gordura. Para no hacerla tan larga, vamos a hacer una lista de pros y contras de la gordura que será amenizada por una canción apropiada.
El final de esta canción iría mejor en un apartado sobre bullying.
En contra:
-La gordura es sinceramente insalubre. Claro que no un ligero sobrepeso, sino desde obesidad en adelante. Es un problema demencial en lugares como México y Estados Unidos. Acá me parece que las cifras de obesidad infantil ya están a punto de superar a las de desnutrición infantil, o ya lo hicieron. Como para seguir indignados por la desigualdad económica, no terminamos de sacar a un grupo del primer problema y ya se está generando el problema opuesto.
-Ya estamos habituados a un canon de belleza que se va haciendo más amplio conforme uno crece (y si no, díganmelo a mi que de niño solo me gustaban rubias de ojos claros, y a dia de hoy las dos peruanas que me hacen salivar de la forma más demencial son Johana Cubillas y Rocío Miranda)
-El sobrepeso suele indicar descuido en el cuidado personal. Y en una sociedad tan inútilmente enfocada en guardar las apariencias a todo nivel, tener carga extra da pie a que los demás te juzguen igual que como lo harían las autoridades sodálites de la Universidad Católica San Pablo, preocupándose inútilmente en distribuir en vez de limpiar su organización, que al parecer hasta nos puso a un sacerdote acusado de pedofilia como capellán (esto no lo he podido confirmar, pero si sus dos cabezas son unos degenerados y comprobados criminales, francamente no me extrañaría).
¿Te pasaste toda tu vida universitaria quejándote del estúpido código de vestimenta? No te preocupes, usaremos una fotografía del único momento de tu vida en el que fuiste en camisa y pantalón de tela a la universidad como ejemplo para denunciarlo ante todo el mundo. Este no fue un buen ejemplo: yo ya era egresado, era una sesión de fotos sin relación con la universidad, y ni siquiera era época de clases.
A favor:
-Se puede comer rico y sin culpa, total, no hay nada que cuidar.
-Para quien odie el deporte, uno no está obligado a hacerlo si no es delgado(a) de forma natural.
-El sedentarismo no se ve como una forma de vida tan contraproducente.
Lamentablemente, en esta vida no se puede tener todo. Y si no tienes una complexión naturalmente delgada ni la voluntad para cambiar tus hábitos, te verás ocupando más espacio del óptimo. La presión externa puede ser muy fuerte y uno puede terminar arrastrado a riesgosas intervenciones quirúrgicas estéticas o gástroenterológicas. O peor aún, con desórdenes alimenticios.
Ahora, como decían en el artículo que cité al inicio, es cierto que la mayoría de casos de transtornos alimenticios son de mujeres. Pero, sinceramente, ¿alguien espera encontrarse con princesos ana-mía? En una sociedad tan machista como la nuestra, ¿tendría sentido que un hombre con problemas alimenticios -que de por sí son complicados por la poca tendencia a buscar ayuda por parte de quien los padece- busque auxilio? Creo que la respuesta es bastante sencilla.
Además que estamos comparando papas con garbanzos. La versión masculina de una princesa ana/mía no es un princeso. La versión masculina es un vigoréxico. Según este link, el porcentaje de afectados por la vigorexia también es de 9 a 1. Solo que esta vez, de varones a mujeres.
No es algo universal, pero podemos decir que es bastante acertado.
Si bien uno con el paso de los años puede aprender a quererse como es -y no es necesariamente la regla-, para llegar a ese punto uno tiene que pasar por aquella etapa infernal llena de prejuicios e inseguridad y carente de empatía que es la edad escolar. Si eres niño y lamentablemente eres distinto (gordo, torpe, cholo en colegio de blanquiñosos, nerd, etc), eres candidato ideal a la inmisericorde joda y sacadera de mierda en el recreo, a.k.a. a ser víctima de bullying. Si eres mujer y distinta a tus compañeras o "amigas", la misma vaina -con menor componente físico, pero mayor cantidad de violencia psicológica-. Eso deja huella, y no se borra fácil. Todos lo sabemos, en distinta medida.
Atacar eso nos va a costar muchísimo. Porque una cosa es combatir la homofobia y el racismo, que son sin duda lacras debido a que ni la raza ni la orientación sexual tienen alguna justificación lógica para ser armas de discriminación. Eso también aplica a la fealdad fisica, que por más que no deje de llamar la atención y de ser una causa inherente de selectividad aunque te esfuerces en negarlo, no tiene realmente una connotación negativa. El sobrepeso, en cambio, tiene justificación suficiente para ser evitado como a la peste, de la misma forma que poco a poco se empieza a despreciar a los fumadores (iba a mencionar a los no-animalistas, pero acá realmente no hay justificación).
El estilo de vida de una persona con obesidad mórbida puede generar repulsión auténtica en quien ve aquello como una aberración. Y aunque sea injusto en ciertas ocasiones (condiciones físicas atenuantes -que son una minoría, recordemos esto- o causas más graves como una dictadura alimenticia que impide que las poblaciones más pobres se alimenten bien, a diferencia de lo que ocurría hace años donde el obeso era quien podía pagarse dicho estilo de vida), va a terminar por ser una causa de discriminación importante. Podremos eliminar el racismo, y tal vez después lo logremos con la homofobia. Pero lo que siga será mucho más complicado y tendrá hasta tintes elitistas (las personas saludables serán las que puedan permitirse un estilo de vida tal) y volveremos a un clasismo medible en la balanza.
Lo siento, pero si ocupas dos asientos en un viaje largo, deberías de pagar por los dos asientos y avisarlo con anticipación. Que el resto no tiene por qué perjudicarse durante ocho horas por tu inconsciencia.
Y que no queden dudas que en algo se está avanzando en cuanto a discriminación se trata. Nuestra sociedad es difícil, pero eventualmente evoluciona. Tomemos un ejemplo poco halagüeño como es el maltratado balompié nacional: a pesar de todos los traspiés, idas y venidas lidiando con la violencia de las barras bravas, y el coso ese llamado Ley del Deporte que más jode que lo que ayuda, algo se ha avanzado. Está costando mucho lograr que se imite el llamado del mono cada vez que un jugador negro del rival toque el balón, en especial en un lugar como Arequipa donde son poco comunes (aunque ciertos plumíferos y cagones sigan cantando "indio de mierda" con total impunidad y sin una pizca de autocrítica en un país abrumadoramente mestizo y con buena parte de los miembros compartiendo ciudad de origen/residencia con el rival). Todavía no se ha empezado a combatir los insultos homofóbicos, mientras yo me pregunto hasta cuándo se podrá escribir "gayina" con impunidad o gritar "maricón de mierda", a pesar que se tenga en claro que no se habla de homosexualidad sino mas bien de pusilanimidad. Y en estos tiempos donde parece que la xenofobia se nos viene con fuerza a nivel mundial de la mano del Brexit, de Donald Trump, de Le Pen y demás fascistas europeos, donde tuvimos una Eurocopa con hooligans -algo que en nuestra Copa América no recuerdo haber visto-, se pondrá más complicada la cosa. Pero creo que en general podemos confiar que la raza humana irá poco a poco agotando las formas de discriminación. Además, tampoco es que se pueda joder por obesidad en un estadio. Es posible, pero no muy lógico.
Y para mantener los buenos ejemplos, tenía que poner este video. Los primeros minutos son una joya de la intolerancia (el combo "cagón, puto, negro boliviano" es dificil de superar). El resto del video... bueno, si no te reiste es porque no entendiste de qué iba este post.
En fin, creo que después del sancochado que intenté plasmar acá, no se me ocurre una forma satisfactoria de culminar, mucho menos un punchline para cerrar el artículo. Y como durante el artículo intenté que ustedes sacaran sus propias conclusiones en los ejemplos gráficos, dejaré que ustedes saquen sus conclusiones a ver si sale algo bueno... o malo... o lo que sea que salga. Y si llegaste hasta acá, gracias por tu paciencia.