Enero ha sido un mes bastante bueno para mí. Hice muchas cosas, estuve corriendo de un lado a otro, tuve una chamba con muy buena paga (nada que ver con lo que estudio) y hasta empecé a aprender otro idioma.
Llegó febrero y me golpeó bajo desde el inicio. Y sólo lo sentí cuando regresé de la playa, a donde fui por tres dias con mi hermana para olvidarnos un poco de nuestros respectivos demonios y cansancios. Todo se aprecia mejor a cierta distancia y con Pilsen verdes y frías, que era imposible conseguirlas realmente heladas.
Ahora regresamos y las nubes gruesas nos reciben. De esas que años atrás reclamaba con pasión y frustración, y las cuales empecé a detestar a fines del año pasado, cuando todas las tardes salía a chambear para hacerme monedas extra. Ni cuando iba a clases en bici el verano pasado y llegaba mojadísimo -con cosas que no eran solamente lluvia gracias a los desagües rotos- me hastiaba así.
Este fin parece que volveré a Mollendo con familia materna, un flashback tremendo a mi niñez -porque la última vez hace tres años no tuvo nada de eso, no recordé tanto de lo bueno-. No me quedaré allí ya que llegaré hasta un poblado al sur llamado Punta de Bombón donde el mar es lindo pero probablemente haya lodo por tanta lluvia que nos cae. Ojala que no.
Ahora soy un desempleado tras 7 meses de trabajo, pero tengo ocupaciones pendientes que harán que no me preocupe mucho de eso. Además, volveré a completar upgrade tecnológico (de mediano nivel, pero es mucho más de lo que me podía permitir hasta comienzos de año)... claro, primero prometiendo que no se me volverá a perder un pendrive como sucedió con el anterior de 16 gb...
Ahora un chiste:
-Mamá, mamá... ¡¡en el colegio me dicen Juan Luis Guerra!!
-Tranquilo Bobby, tranquilo.
Sé que fácil que no les dió risa pero no me importa, a mi si y por eso se los paso.
Pondría más cosas pero esto es un retorno inicial a la escritura (sobre todo para poder escribir algo este jueves y que no me boten de Las Cosas Pasan). Saludos.
Llegó febrero y me golpeó bajo desde el inicio. Y sólo lo sentí cuando regresé de la playa, a donde fui por tres dias con mi hermana para olvidarnos un poco de nuestros respectivos demonios y cansancios. Todo se aprecia mejor a cierta distancia y con Pilsen verdes y frías, que era imposible conseguirlas realmente heladas.
Desde que le cambiaron el color a la botella se ha puesto más rica, y es ahora mi favorita.
Ahora regresamos y las nubes gruesas nos reciben. De esas que años atrás reclamaba con pasión y frustración, y las cuales empecé a detestar a fines del año pasado, cuando todas las tardes salía a chambear para hacerme monedas extra. Ni cuando iba a clases en bici el verano pasado y llegaba mojadísimo -con cosas que no eran solamente lluvia gracias a los desagües rotos- me hastiaba así.
Este fin parece que volveré a Mollendo con familia materna, un flashback tremendo a mi niñez -porque la última vez hace tres años no tuvo nada de eso, no recordé tanto de lo bueno-. No me quedaré allí ya que llegaré hasta un poblado al sur llamado Punta de Bombón donde el mar es lindo pero probablemente haya lodo por tanta lluvia que nos cae. Ojala que no.
Ahora soy un desempleado tras 7 meses de trabajo, pero tengo ocupaciones pendientes que harán que no me preocupe mucho de eso. Además, volveré a completar upgrade tecnológico (de mediano nivel, pero es mucho más de lo que me podía permitir hasta comienzos de año)... claro, primero prometiendo que no se me volverá a perder un pendrive como sucedió con el anterior de 16 gb...
Ahora un chiste:
-Mamá, mamá... ¡¡en el colegio me dicen Juan Luis Guerra!!
-Tranquilo Bobby, tranquilo.
Sé que fácil que no les dió risa pero no me importa, a mi si y por eso se los paso.
Pondría más cosas pero esto es un retorno inicial a la escritura (sobre todo para poder escribir algo este jueves y que no me boten de Las Cosas Pasan). Saludos.