ES DOMINGO DE RAMOS!

Hoy llegaba de la calle contento y tranquilo, listo para iniciar mi serie de posts con la famosa label "festividades"... en eso se me ocurrió abrir mi inbox (la verdad ni se me ocurrió, es lo primero que hago al prender el ordenador) y encuentro tras un par de clicks este mensaje:

Los Smashing Pumpkins ya no tocarán en Lima

Una mala noticia para los rockeros:
la banda estadounidense Smashing Pumpkins
ya no vendrá al Perú. Pese a lo anunciado
y a que las negociaciones estaban más que avanzadas,
lamentablemente Billy Corgan y los suyos no incluirán
Lima en su próximo tour latinoamericano,
confirmaron a Terra fuentes confiables.

Según supimos, la empresa Kandavu fue quien iba
a realizar el show de las “calabazas” en nuestra
capital, el cual era coordinado regionalmente por
la millonaria productora Fenix Entertainment Group,
quien finalmente no nos incluyó en su mapa de gira,
por razones que hasta el momento desconocemos.

Sin embargo, no se descarta que los empresarios locales
hayan evaluado bien las posibilidades del éxito de ese
show en Lima y hayan decidido bajarle el dedo al
encontrarse que en abril, mes en que Smashing Pumpkins
iba a tocar en nuestra capital, también se presentarán
Bryan Adams, The Doors, Marc Anthony, New York Dolls,
White Lion, entre otros.

Esta es la segunda vez que se frustra un show de la
banda de Billy Corgan se frustra en nuestro país.
Ahora, los únicos fans latinoamericanos que gozarán
viendo a este grupo serán los que vivan en México,
Chile y Argentina, países que ya han sido confirmados
dentro de su gira.

Fuente: Terra

Conclusiones
1) Empresa de mierda, ojala QUIEBRES.
2) Bryam Adams es un menestroso de mierda, que se joda. Y en cuanto a Marc Anthony, tenemos acá demasiados muertos frescos como para querer más. Y si hablamos de la puta de su esposa, si, la culona de mierda esa, que no venga con sus pedidos ridículos ni su actitud de diva malparida e insoportable, esto es el Perú mamita.

Le censuré el culo para que no se distraigan los hombres ni las lesbianas, y se solidaricen conmigo.

3) San Patricio puede irse a la mismisima concha de su madre, junto con el resto de la semana santa.

Como entenderán, estoy IRRITADO, EMPINCHADO y CON GANAS DE SACARLE LA MIERDA A TODO EL MUNDO (aunque no tengan la culpa, por eso tengan cuidado al tratar conmigo, facil los mando a volar).

Así que vamos con el comienzo.

ES DOMINGO DE RAMOS

Erase una vez en una tierra muy lejana, en donde tienen sol cuando nosotros tenemos las estrellas (dependiendo del tiempo, ah y la historia está escrita desde la perspectiva thailandesa). Era un Domingo de Ramos muy pero muy temprano, recontra temprano. Afuera de la parroquia del Santo Miriápodo de las Nuevas Chirimoyas se ubican las vendedoras de cruces de palmas que luego los fieles llevan al sacerdote para que con agua bendita las transforme en vigilantes protectores del hogares donde son convenientemente ubicados en las puertas.

Cerca de media hora antes de las 6 a.m., hora habitual de la primera misa dominical, llega un vendedor más de cruces de palmas. Pero, a diferencia de las tipicas vendedoras de palmas, todas con sus kilitos demás y una mirada amable en búsqueda del próximo cliente, el recién llegado tenía cara de vida delincuencial, aunado a una evidente mala noche anterior, olor a cigarros, alcohol y algo más (que no era sexo definitivamente). Las cruces que él llevaba estaban hechas de ramas, eran más pequeñas y parecían llevar un pequeño paquete en el centro.

En su mano derecha llevaba además una lista corta, al estilo de los repartidores de revistas de televisión por cable. Las vendedoras ubicadas a cierta distancia ("noooooo como es posible que éste venda esas palmas hasta el culantro con lista!!!!!!!") se alejaban para evitar el horrible olor del joven, quien tampoco parecía haberse aseado o metido al menos un "lavado de presas".

Diez minutos después empezaron a llegar las personas a la iglesia, la gran mayoría se acercaba a comprar las cruces de palmas, mientras que unos pocos se acercaban a la pareja del puesto peor ubicado, pero también el único que vendía crucifijos de madera. En cambio, por el aspecto desmejorado del vendedor anónimo y sus cruces mal elaboradas, nadie se le acercaba al vendedor de la lista. Pero después de un rato, se dieron cuenta que solo venían a comprarle en vehículos grandes y modernos, además que por la naturaleza de la calle peatonal donde se ubicaba la entrada principal no podían acercarse más. Cada vez que venía un vehículo y tocaba su bocina (todos los vehículos tocaban de la misma manera), abandonaba el puesto e iba corriendo a su encuentro, con la dichosa lista en una mano y la bolsa en otra.

La única persona que se atrevió a preguntarle sobre sus cruces (más por lástima, seguramente, además de un resfriado que le impedía oler y la pérdida de los lentes que le hizo pensar que era un mendigo cualquiera), una mujer de unos treinta años, con rasgos demasiado comunes para ser descritos, se arrepintió:

-Disculpe señor... a cuanto vende usted las cruces?
-Veinte soles -dijo sin inmutarse mientras garrapateaba algunos números en su lista.
-¡¿VEINTE SOLES?! Está usted loco señor, ¿cómo va a cobrar tanto dinero por una cruz, si acá al lado están a solo un sol?!!!! Ni que las suyas tuviesen...
-Esta usted bien equivocada mas bien -interrumpió sin apartar la mirada de su lista-, mis cruces de palmas tienen hierbas sagradas, las mismas finas hierbas que los reyes magos le llevaron a Nuestro Señor Jesucristo. Si no va a comprar, apártese por favor que no me permite usar la luz del día.

La mujer, visiblemente ofendida, se dirigió al puesto más cercano y compró su cruz, antes de perderse en los interiores de la catedral.

Cinco minutos antes de comenzar la misa, tras darse cuenta que le sobraba una cruz y ya no había ningún vehículo esperando, volvió al sitio que ocupaba para hacer sus cuentas. Sacó el paquetito que había guardado en la cruz, lo abrió y colocó un poco del contenido en una hoja de papel extraída de una Biblia Latinoamericana que tenía en el bolsillo, al parecer preparado para una situación de este tipo. Sacó una caja de fósforos, prendió el preparado y se alejó tranquilamente, lanzando bocanadas de humo mientras su cerebro se deshacía en fantasías con la mujer que sin proponérselo le quiso comprar la droga que consumía en ese momento.