14 abr 2013

Precalentamiento 1

Un día el pueblo arequipeño se despertó con ganas de hacer una torre que se elevara sobre la ciudad y que llegara a la altura necesaria para conversar de tú a tú con el Misti. Una demostración de organización, cooperación, que se correspondiera con la grandeza del puueblo que la construyera.

Pero el Dios de la inversión vio con malos ojos esa torre, la cual desafiaba su autoridad y poderío. Como intervenir directamente con un bombazo no era una opción, decidió aplastarlos bajo una serie de plagas. Les cortó el financiamiento. Entabló juicios arreglados y compró a todo aquel que pudiera interferir. Dividió a las cabezas del proyecto con dudosas opiniones sobre la arquitectura. Infiltró demonios disfrazados de voluntarios que se encargaron de robar material para construir casuchas inmundas en invasiones avaladas por las repugnantes autoridades a las que también compró.

El proyecto se desaceleró, se suspendió varias veces y terminó por estancarse. El elefante blanco quedó allí. Por ser proyecto comunal no podía venderse, tampoco destruirse, y mucho menos concluirse. Cuarenta pisos que se convirtieron en un recordatorio: jamás desafíes a tu Dios, sucio mortal.

1 comentario:

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