VOLVIENDO AL PEDALEO

Jocho en una bici de niños cerca a mi casa, con esa rompí mi récord de menos de diez minutos para recorrer la Variante de Uchumayo.... o piensan que es ésta??

Hoy volví a montar bicicleta, tras mas de un mes de ausencia (en el que mi cadena se oxidó un poco pero nada que un poco de aceite lubricante 3 en 1 no solucione fácilmente) me subí a mi vehículo vetusto y fui con Miguel (si, el de los masajes con quiropraxia y el de mi bailecito de mis 15 minutos televisivos y más recientemente el asesinato de cuatro perros malditos) y con Guido (si, el de los ENKDNA2 AQP) por ahi... como siempre. Motivos??? Miguel ha sido operado de la rodilla de nuevo y necesita una terapia física mas o menos exigente, y Guido... bueno tenía que salir de casa. Pero el estado de su bicicleta es calamitoso (por decir lo menos, hasta ahora me acuerdo del Mollebayazo del anteaño pasado donde se malogró su timón y tenía que bajarse de la bici para virar)

Esta vez nos dimos vueltas cerca nomás, primero debajo del Puente de Fierro (Puente Bolívar, si no lo conocen les pondré una foto pronto) y después fuimos al Puente Consuelo (Puente Quiñones, su nombre oficial)

OH SORPRESA! El puente estaba lleno de vehículos que llegaban desde la Av. La Marina (cosa rara, el puente no es tan útil el resto del año) así que tuvimos que usar el puente peatonal (gradas incluidas)

Le pedí a Miguel una foto en su celular (porque el mio no lo llevé, además que todavía nada que ver con el cable USB comprado en Cochabamba)

Opinen sobre mi talento fotográfico (su celu es un Sony Ericsson muy bueno con la cámara si la sabes usar, la tomé en sepia) Para quienes se pregunten, son Miguel (en primera plana) y Guido (más adelante) en las gradas, bajo las mismas se aprecia la avenida, por un lado despejada y por el otro congestionada.

Tras subir todas las gradas, atravesar un pasaje estrecho al lado del rio Chili, llegamos a la Alameda Pardo y de ahí fuimos a la casa de una amiga de Miguel, a quien chantajeamos para que nos invitara líquido elemento. Tras algunos encontrones verbales con la misma, emprendimos retorno.

Al llegar a Ferroviarios (mi hogar y el de ellos también, donde dicho sea de paso me tomaron la primera foto que ilustra este post) conocimos por accidente casi a una persona muy peculiar: la hija de una importante autoridad política del norte que no sabemos que haría en nuestro humilde y peligrosísimo barrio -aunque no le tiene miedo pues ella ya vivió un secuestro anteriormente, saliendo incluso en medios masivos por el maltrato físico que vivió- realmente fue como conocer a alguien famosa. Tal vez mejor :)

Pondría su nombre y el cargo de su progenitor pero mejor guardo el secreto, no quiero ser el culpable de repetir esa historia.

Y así terminó esta historia de bicicletas. Saludos!